Bradbury, el tiempo y el desierto

Dos de las grandes obsesiones narrativas de Ray Bradbury fueron el tiempo y el desierto. El desierto, una especie de avatar de la eternidad inmutable, el gran escenario sobre el cual muchas de las más bellas historias del escritor se desarrollan. Y el tiempo, esa sustancia nebulosa que tanto cuesta definir, pero que sabemos que pasa y deja huellas en nosotros. El contraste entre ambas obsesiones le da vida a un capítulo memorable de las Crónicas Marcianas, una de las creaciones fundamentales del autor, que cuenta la historia de la colonización del planeta rojo por los humanos.

En dicho episodio, un humano y un marciano se encuentran en el mismo espacio, en el desierto de Marte, pero en tiempos distintos (maravillas inexplicables de la mecánica cuántica, seguramente). No es una situación normal para ninguno de los dos; el absurdo parece estar a punto de arrebatarles la cordura. Eventualmente comprenden que se han topado en momentos distintos de la historia marciana; entablan una apasionada discusión sobre quién es real y quién es un fantasma. Ninguno gana. O los dos ganan. Al final convienen en que es inútil discutir. Ambos existen, cada uno en su espacio, cada uno en su tiempo. En la obra bradburiana, el tiempo adopta mil formas, permeando cada línea, cada situación, cada escenario, cada objeto; el afán por entender su naturaleza es comprensible: la vida pasa a través de él; el universo sólo puede demostrar su existencia y su terrible fragilidad a través de él. La vida, la memoria, el amor, la esperanza, pero también la muerte, la desesperanza, el desamor, el olvido, son títeres del tiempo, al cual los humanos nos aferramos, temerosos de nuestro destino, conscientes que nuestra existencia sólo puede determinarse por el paso del mismo. En este capítulo Bradbury asocia el tiempo con un cierto aroma, con un cierto sonido, con una cierta apariencia. El tiempo huele a polvo, a relojes, a recuerdos. El tiempo suena al agua en una cueva, al llanto y a la risa, a voces tristes y alegres; el tiempo se parece a una película muda en un viejo cine. El tiempo es el encuentro de dos seres separados por un millón de lluvias cósmicas, por un millón de amaneceres y crepúsculos, por un millón de cataclismos cósmicos; el encuentro de dos seres separados por un millón de muertes y un millón de nacimientos, por la destrucción de un planeta y la resurrección de otro. Cada uno de los personajes se dirige a una fiesta, aunque nunca nos dicen el motivo: y no importa, sabemos que celebrarán el tiempo y su carácter implacable; lo celebrarán como marcador de nuestro paso por el Universo.  Celebramos porque estamos vivos, o porque estamos muertos; porque hemos ganado algo o perdido algo. Mientras tanto, el tiempo sigue imponiendo sus designios.

El marciano y el humano se alejan, cada uno por su camino, cada uno en su tiempo, en su momento imperfectamente perpetuo. Una improbable perturbación temporal los ha acercado un instante en el inmenso desierto marciano, y ese instante han de recordarlo mientras vivan. Una hermosa alegoría de nuestra transitoriedad vital y de nuestro afán exploratorio yace en pocas páginas, y a través del acercamiento de esos dos seres, separados por miles de años y millones de kilómetros, somos testigos y protagonistas del sufrimiento y el gozo de la asombrosa existencia.

Ricardo Cárdenas         
@kidentropia 

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Cuando Ennegrecen los Crepúsculos

En el Proyecto de Atenea estamos contentos por presentar a Edgar Negrón con su libro: Cuando Ennegrecen los Crepúsculos, obra que pretende mostrar que el camino más fácil no es necesariamente el mejor.


Esta historia, cuyo autor tardó aproximadamente un año en escribir, se cuenta a través de la vida de Eliezer, personaje principal de la novela quien sorteando una serie de diversidades logra superarse.

Oriundo de Machiques, estado Zulia, Venezuela; Edgar Negrón aconseja a los jóvenes que “los caminos aparentemente fáciles los llevan a la perdición y pueden tener la voluntad de decir un “no” a tiempo”. Su mayor inspiración fue aportar un grano de arena para que esta
sociedad sea un poco mejor más pacífica, más humana y también más moral.

Actualmente Cuando Ennegrecen los Crepúsculos está a la venta a través de portales web como: Amazon y Libros en Red, este libro puede adquirirse en formato digital y físico.

Para más información pueden consultar: @cuandoennegrece y en Facebook: Cuando
Ennegrecen los Crepúsculos.

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