Wool, de Hugh Howey: una maravilla claustrofóbica

Wool, de Hugh Howey, todo un suceso de la distribución literaria digital, plantea una serie de difíciles preguntas respecto de situaciones a las que, como especie, nos hemos enfrentado en el pasado pero que, más aún, podríamos enfrentar en el futuro.  

El libro cuenta la historia de una comunidad que vive dentro de un silo subterráneo gigante, en medio de un ambiente tóxico y arruinado; para poder subsistir y protegerse, esta sociedad está sometida a regulaciones y controles estrictos: escenario claustrofóbico básico que da origen a una tensión dramática permanente, perfectamente equilibrada. Gran parte de su atractivo y de su triunfo surgen del muy bien logrado ritmo narrativo que enriquece la experiencia del lector. Así, en un pasaje clave, somos testigos de la conversación entre dos personajes, y con cada nueva línea de diálogo nos acercamos más y más a la terrible (y maravillosa) confirmación de nuestra sospecha: y saber que el autor nos va llevando de forma impecable hasta el final, ratificando nuestro temor a cada línea, hace la recompensa más impactante. 

Wool está habitada por seres que viven, que sienten, que temen; seres que eventualmente empiezan a sospechar que hay algo que no está bien, que la realidad en la cual están inmersos es una especie de montaje; personajes que, a pesar del enormísimo riesgo de lo desconocido se adentran en la exploración de ámbitos inhóspitos, y buscan, sin importar el precio, respuestas a preguntas que tendrán consecuencias profundas, en ocasiones devastadoras, en sus vidas. Una etiqueta cómoda para la novela podría ser la de “distopía post-apocalíptica”: etiqueta adecuada que le calzaría a las mil maravillas, pero que dejaría fuera muchas de las aristas que hacen la historia tan compleja y tan rica en episodios y héroes. Una historia que reafirma que, a pesar de nuestros recelos, a pesar de la incertidumbre fundamental de la existencia, los humanos no podemos resistir el deseo incesante de explorar y encontrar explicación al mundo que nos rodea, incluso en las más adversas condiciones. Un clásico instantáneo de la ciencia-ficción contemporánea.  

Ricardo Cárdenas
@kidentropia

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Don Armando llega a Maracaibo

El próximo martes 17, el Centro Bellas Artes será el punto de encuentro para novatos, aficionados y expertos en gastronomía. Don Armando, documental estrenado el 8 de noviembre de 2011, llega a Maracaibo de la mano de su joven director y periodista, Jonathan Reverón, quien acompañado del cocinero Carlos Hernández y del periodista Héctor Galbán participarán en el foro para conocer más sobre este destacado venezolano: Armando Scannone.
Probablemente la amistad es uno de los nexos más grandes que pueden crear los seres humanos, y es una amistad de más de 15 años la que une a Armando Scannone con Jonathan Reverón, el primero se la mantiene rodeado de nuevas generaciones renovándolas continuamente, el segundo que quiere dar a conocer el lado más humano de su amigo. 

En este documental, tal como cuenta su propio director: “Huí de las imágenes de archivo, quise mostrar la cotidianidad de un hombre que vive su vejez con muchísima dignidad, muestra la presentación de cinco platos representativos del repertorio criollo”

Todo surgió de una conversación con la también periodista Rosanna Di Turi, experta en la fuente gastronómica de la revista Todo en Domingo de El Nacional, Di Turi junto a Reverón deciden plasmar de manera visual la vida del maestro Scannone, en el transcurso de la grabación del documental Di Turi también escribe su libro: “El Legado de Don Armando” próximo a publicarse.

Todo el documental transcurre en la casa de Armando Scannone, que es actualmente su centro de operaciones, donde experimenta nuevos sabores y revisa él mismo una a una las siguientes ediciones de sus libros. En su casa, rodeado de su familia más cercana y amigos este documental da a conocer una dimensión distinta del Scannone gastrónomo.

La cita del martes 17 de septiembre nos ayudará a conocer más sobre nuestros valores culturales venezolanos.

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