¿Qué es la depresión mayor? (y II): Origen y tratamiento

¿Cuál es el origen de la depresión mayor? Estudios animales y humanos han identificado una serie de anomalías que incluyen: disminución de los neurotransmisores noradrenalina y serotonina  y de la neurotrofina BDNF (que ayuda a la supervivencia neuronal y al establecimiento de conexiones saludables entre las neuronas) en varias zonas del cerebro, aumento en los niveles de citoquinas proinflamatorias (moléculas del sistema inmunitario involucradas en la inflamación), alteración del eje hipotálamo-pituitaria-adrenal, o HPA (responsable de la respuesta de estrés), cambios estructurales y funcionales en el sistema límbico, el conjunto de zonas en el cerebro responsable de la regulación de la actividad emocional, y variaciones genéticas que pueden aumentar el riesgo de depresión. 

La compleja interacción de estas perturbaciones contribuye a la manifestación de la enfermedad, aunque no es necesario que todas estén presentes para que el trastorno surja; por otro lado, la sola presencia de estas alteraciones no determina que la persona desarrolle depresión mayor. 

En muchos casos existen eventos vitales puntuales, situaciones estresantes externas (psicosociales) o internas (biológicas) asociados con la aparición de depresión mayor en personas con factores de riesgo; estos factores incluyen las alteraciones biológicas mencionadas anteriormente, pero también la presencia de enfermedad mental previa, o antecedentes familiares de depresión mayor. Es decir: en presencia de un substrato biológico adecuado y luego de la exposición a un evento desencadenante (un evento vital estresante), surge la depresión mayor. 

En una cantidad importante de casos, sin embargo, no existe una causa externa evidente, e incluso en personas que desarrollan la enfermedad luego de algún evento discernible, es posible que, en episodios subsecuentes, los síntomas surjan espontáneamente, en ausencia de causa externa.

Otra pregunta fundamental es: ¿Qué opciones de tratamiento tiene el paciente con depresión mayor? Primero, es importante tener en cuenta que en el tratamiento es crucial la comunicación adecuada entre el paciente, sus familiares y el médico tratante. La mayor parte de los pacientes responde bien al tratamiento farmacológico con antidepresivos, sobre todo fármacos que inhiben la recaptación de serotonina, e inhibidores mixtos de la recaptación de serotonina y noradrenalina. 

Los antidepresivos no comienzan a actuar inmediatamente: el efecto de los fármacos se hace evidente a partir de las dos semanas del inicio del tratamiento, en la mayoría de los casos. Este fenómeno se explica por el hecho que los fármacos actúan, entre otros mecanismos, sobre procesos complejos que involucran la aparición de nuevas neuronas y la formación de conexiones distintas entre las neuronas en las zonas afectadas. El médico tratante debe ser claro y enfático al respecto.

La psicoterapia, principalmente la terapia cognitivo-conductual,  es otro elemento primordial del tratamiento: porque ayuda al paciente a aceptar su enfermedad y además refuerza la necesidad de seguir fielmente el tratamiento farmacológico.

Existen métodos adicionales, no farmacológicos, que demuestran cada vez mayor utilidad, principalmente la terapia electroconvulsiva y la estimulación magnética transcraneal. La terapia electroconvulsiva (o TEC) se indica en casos de depresión refractaria al tratamiento farmacológico, sobre todo en casos de depresión psicótica con elevado riesgo de suicidio; en la actualidad se aplica de manera muy bien controlada y le reporta al paciente y a sus familiares una indudable mejoría en la calidad de vida. 

La estimulación magnética transcraneal, de uso más reciente, ha demostrado mejorar el cuadro clínico de los pacientes con depresión refractaria a fármacos en varios ensayos clínicos.  Otras terapias más recientes, no farmacológicas y no intervencionistas, de las que hemos hablado con anterioridad, como la modificación del sesgo cognitivo, aún están en estudio.

A pesar de lo que aún falta aclarar sobre la depresión mayor, hay esperanza en el presente y en el futuro: las opciones terapéuticas de las que se dispone en la actualidad le permiten al paciente llevar una vida profesional y personal productiva. Y, sin duda alguna, las próximas décadas nos sorprenderán con avances extraordinarios en el conocimiento de las bases de la enfermedad, factores de riesgo asociados, y herramientas terapéuticas más avanzadas y eficaces.

Ricardo Cárdenas

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¿Qué es la depresión mayor? (I)


Cotidianamente, cuando decimos que “estamos deprimidos” generalmente nos referimos a la tristeza normal, transitoria, provocada por eventos a los que todos estamos expuestos: por ejemplo, discusiones con seres queridos o compañeros del trabajo, o ciertas situaciones puntuales emocionalmente desagradables. 

De igual manera, es común que en nuestra vida diaria hablemos de “depresión” al referirnos a la tristeza mucho más intensa y de mayor duración que sigue a eventos vitales altamente estresantes, como la muerte de un ser querido, especialmente padres, hijos o cónyuges, divorcios o separaciones, una enfermedad incapacitante o terminal, desempleo inesperado o pérdidas materiales significativas y/o bruscas: este fenómeno psicológico, bien descrito, es conocido como duelo; dura aproximadamente dos meses, y en la mayoría de los casos forma parte del proceso de maduración normal de la psique, sin dejar secuelas permanentes. 

La depresión mayor, distinta de la tristeza común mencionada anteriormente, es una entidad clínica de la esfera afectiva, es decir, del ámbito de las emociones. La depresión mayor constituye uno de los problemas más comunes y de manejo más delicado a los que se enfrentan tanto el paciente, sus familiares y el médico tratante, usualmente el psiquiatra. No todo estado de tristeza equivale a depresión mayor: la tristeza normal es transitoria y el duelo, no complicado, también. La depresión mayor, por su parte, requiere atención por un especialista.

El paciente con depresión mayor no decide sentirse deprimido, del mismo modo que el paciente con cáncer no decide desarrollar la enfermedad, ni tampoco el paciente con diabetes ni el paciente con algún trastorno hereditario; es igualmente imposible para el paciente decidir “curarse” a voluntad, o “sentirse alegre”, y ya. Aceptar ello es un primer paso crucial para entender la complejidad del problema.

El diagnóstico se hace cuando al menos cinco de los siguientes síntomas han estado presentes durante el mismo período de dos semanas, y representan un cambio del funcionamiento previo de la persona; al menos uno de los síntomas es: a) humor deprimido o, b) pérdida de interés o placer:  

  1. Humor deprimido la mayor parte del día, todos o casi todos los días, indicado bien por reporte subjetivo (p.ej., sensación de tristeza o vacío) o por una observación efectuada por terceros (p. ej., apariencia triste o de llanto). 
  2. Interés o placer marcadamente disminuidos en todas, o casi todas, las actividades durante la mayor parte del día, casi todos los días (indicado bien por reporte subjetivo o por observaciones de terceros).
  3. Pérdida de peso significativa en ausencia de regimens dietéticos explícitos o ganancia de peso (p.ej., un cambio de más del 5% de peso corporal en un mes), o disminución o aumento del apetito casi todos los días.
  4. Insomnio o hipersomnia, casi todos los días.
  5. Agitación o retardo psicomotriz casi todos los días (observable por terceros, no mera sensación subjetiva de inquietud o de enlentecimiento).
  6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
  7. Sensación de inutilidad o culpa excesiva o inapropiada (que puede ser ilusoria) casi todos los días (no simplemente autorreproche o culpa por estar enfermo).
  8. Disminución de la habilidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi todos los días (bien por reporte subjetivo o por observación de terceros).
  9. Pensamientos recurrentes de muerte (no solo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico, o intento de suicidio o plan específico para cometer suicidio. 

Estos síntomas causan distrés o alteraciones clínicamente significativas en el desempeño social, ocupacional o en otras áreas importantes de funcionamiento del individuo; los síntomas no son el efecto fisiológico directo de alguna sustancia (por ejemplo, drogas de abuso, medicación) o una condición médica general (hipotiroidismo); y los síntomas no se explican por la pérdida de un familiar cercano, es decir, no se explican como parte del duelo normal. 

Sin duda alguna, este artículo no pretende, ni mucho menos, servir como compendio exhaustivo sobre la depresión mayor; en todo caso, podría considerarse como mera introducción al tema. En todo caso, es propicio señalar que la presencia persistente de alguno de los síntomas indicados anteriormente, sin que puedan ser explicados por eventos definidos, debe constituir motivo suficiente para buscar ayuda médica psiquiátrica. Existen incluso tutoriales interactivos para los pacientes. 

En una próxima entrada, discutiremos sobre el origen biológico de la depresión y las distintas opciones terapéuticas. Incluimos, a continuación, un excelente video de la Organización Mundial de la Salud, que ilustra la experiencia de la enfermedad en los pacientes con depresión: 



Ricardo Cárdenas



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5ta edición del Hablemos de los Social Media en #Maracaibo

Nuevamente los espacios del Centro Venezolano Americano del Zulia (Cevaz) sirvieron para intercambiar experiencias al estilo desconferencia sobre el manejo de redes sociales con la comunidad marabina. Esta iniciativa que se desarrolla en Maracaibo desde el 2012 celebró hoy sábado 2 de agosto su 5ta edición.

En esta ocasión con la temática: Situación país, los 200 asistentes tuvieron la oportunidad de escuchar las experiencias de los ponentes: Alfonsina Blyde y Enoc Montiel de Mood Agency; María Elisa Caraballo de Geeks Estudio y del periodista Héctor Palmar.

Para iniciar, Alfonsina Blyde y Enoc Montiel de Mood Agency plantearon su perspectiva de cómo una agencia puede manejar las redes sociales que tiene a su cargo en una situación de conflicto social como la que atraviesa Venezuela desde inicios de febrero de este año. Detener la programación de tweets y entender a la audiencia son los puntos clave. 

Adicionalmente, la creatividad y ciertas habilidades técnicas resultan útiles a la hora organizar los contenidos que fluyen en la web, por ello crearon la aplicación FotoAhora, que a través de la herramienta de geolocalización ayuda a verificar las imágenes que se difunden a través de Twitter.

Por su parte, María Elisa Caraballo de Geeks Estudio, llama a la reflexión desde el punto de vista humano, la empatía en redes sociales es importante a la hora de entender un punto de vista distinto al propio, utilizar una ventana tan importante como la que brindan las redes ayuda a identificar puntos en común.

Para cerrar, el periodista Héctor Palmar, explicó cómo a través de infografías ayudó a venezolanos y extranjeros a entender el conflicto nacional. La responsabilidad es muy importante a la hora de difundir información. Hacerlo cautelosamente y con las fuentes adecuadas ayuda a mantener el orden y sobretodo, la credibilidad.

A la espera de más eventos como este, los asistentes de la 5ta edición del Hablemos de los Social Media manifestaron sus inquietudes y agradecieron las presentaciones.


Mónica Correa
CNP: 21729

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