Pesadillas muy reales: la parálisis del sueño


La parálisis inducida por el sueño, o parálisis del sueño, es una parasomnia que consiste en la incapacidad temporal de moverse o hablar al momento de despertar o, menos frecuentemente, al momento de dormirse. Puede durar desde algunos segundos hasta varios minutos, luego de los cuales se recupera la actividad normal. La experiencia resulta aterradora puesto que la conciencia permanece intacta durante el episodio; además, quien la padece puede sentir que alguien más se encuentra en la misma habitación, aunque en realidad esté totalmente solo.

Fisiológicamente, el sueño ocurre en ciclos, cada uno dividido en dos grandes fases: la fase de movimiento rápido de ojos (REM) y la fase de sueño no-REM. En la fase REM el cerebro está muy activo, pero el cuerpo se encuentra fisiológicamente paralizado, con excepción de los músculos oculares, que muestran gran actividad, y del diafragma, el principal músculo respiratorio; los sueños más vívidos se presentan en esta etapa. Se cree que la parálisis de esta fase tiene como finalidad evitar que “actuemos” nuestros sueños.   

Durante los episodios de parálisis del sueño, existe una superposición entre el estado cerebral de la fase REM y la vigilia: el cerebro está, al mismo tiempo, dormido para algunas funciones y despierto para otras. Esta mezcla de sueño/vigilia se explica por un desequilibrio en la actividad de varios grupos de neurotransmisores en el sistema nervioso central, incluyendo, entre otros, acetilcolina, noradrenalina, serotonina, GABA y melatonina. El desbalance entre estas sustancias provoca que, durante el sueño REM, y a pesar del bloqueo de la mayor parte de la actividad motora voluntaria, los estímulos externos visuales y auditivos accedan a la conciencia, mezclándose con las imágenes del sueño, que no está totalmente inhibido: es por ello que, durante los episodios de parálisis del sueño, las personas experimenten sensaciones terroríficas como si en realidad estuviesen ocurriendo. 

Aunque la persona pueda sentirse sumamente ansiosa y perturbada después de cada episodio, la condición, por sí misma, no representa un riesgo de salud significativo. No obstante, puede asociarse a otros trastornos más serios, como narcolepsia, migraña, trastornos de ansiedad, trastornos afectivos y apnea obstructiva del sueño. La mayor parte de las personas experimenta episodios sólo de forma aislada y esporádica, una o dos veces en sus vidas; esta forma es conocida como parálisis del sueño aislada. Existe una forma crónica de la condición, con episodios una o varias veces al mes; es la variante denominada parálisis del sueño aislada recurrente. En casos de episodios muy frecuentes, existe tratamiento farmacológico que ayuda a que las personas consigan un sueño más tranquilo. 

A continuación, algunas páginas que incluyen información adicional útil sobre este fenómeno: 





1 comentarios:

Unknown dijo...

Este tema es poco desarrollado para la época en que vivimos y usualmente el que desarrola este tema lo hace sin conocimiento desde el punto de vista personal. Tengo 28 años y sufro de este tipo de dolencia varias veces a la semana. En realidad es un experiencia aterradora ya que aunque creemos que estamos conscientes en realidad estamos soñando aun porque no hemos terminado de despertarnos. Por tal motivo sentimos presencias de entes al lado de la cama, de personas montadas sobre el pecho, las alucinaciones pueden ser incluso auditivas, táctiles (el peso de alguien o un viento huracanado golpeándote el cuerpo). Seguramente son el origen de las creencias de fenómenos como las abduciones, subcubos, posesiones e incluso viajes astrales. Cuando ya estamos acostumbrados a este tipo de eventos, sabemos en nuestro sueño cuando va a pasar el episodio. La reacción usual es tratar de resistir, intentar gritar y pelear por conseguir un mínimo movimiento que logre despertarte. Es muy difícil salir del episodio pero lo terminamos logrando. La otra reacción requiere de más valor y es la de aceptar el episodio, reconocer que en realidad estás en tu cama y que sigues soñando. Entonces entramos en lo que es un sueño lúcido donde podemos decidir que queremos soñar. Una variación del sueño lúcido es cuando decidimos que queremos separarnos de nuestro cuerpo y lo logramos y llegamos a ver nuestro cuerpo en la cama y podemos movilizarnos libremente flotando en el aire. Mi padre también sufrió de este mal y me comentó que el la pasó mal porque no había este tipo de información y no entendía lo que le estaba pasando. Me dijo que después de los 40 disminuyen significativamente el número de episodio hasta casi desaparecer al acercarse a los 50. Un disparador de este tipo de episodios es el alcohol y sobre todo el trasnocho. Cuando estudiaba o trabajaba una noche corrida hasta las 7 u 8 de la mañana, sabía que tendría un episodio. El inicio del mismo se reconoce porque escuchamos en nuestros oídos un pitido similar al que oímos cuando suena un triki-traki cerca de nosotros.

Espero que esta información le sirva de ayuda a alguien.