Desmontando los mitos de las vacunas y el autismo

Fuente

Un nuevo estudio, publicado en The Journal of Pediatrics, otorga evidencia adicional de la ausencia de relación entre autismo y vacunas en niños. La polémica supuesta relación entre la vacunación en niños y el desarrollo de autismo surgió a fines de la década de los años noventa, cuando un investigador, Andrew Wakefield, publicó un artículo que reportaba la relación entre la vacuna triple viral (vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola) y la aparición de manifestaciones clínicas de autismo.  A partir de los resultados del estudio, surgieron campañas contra la vacunación con la triple viral.
La teoría básica, de manera muy resumida, proponía que los niños, desde edades muy tempranas, reciben un gran número de vacunas; las sustancias constituyentes de las vacunas, tanto antígenos (agentes capaces de provocar una respuesta del sistema inmunitario) como conservantes de distinta naturaleza química, al encontrarse en concentraciones elevadas, serían capaces de provocar daños en el sistema nervioso en desarrollo, manifestándose como autismo y/o retardo mental. La evidencia científica, posteriormente, demostró que todos estos temores eran infundados: nunca existió tal relación, y eventualmente se descubrió que Andrew Wakefield tenía un interés personal y económico en dar publicidad y apoyo a su teoría, alterando los resultados de su estudio, parcialmente financiado por los abogados de una familia que buscaba demandar a una compañía fabricante de vacunas.
El nuevo estudio, publicado online en marzo de este año, contribuye a desmentir, aún más, la propuesta de Wakefield: los investigadores encontraron, en primer lugar, que no existe relación significativa entre los esquemas de vacunación y la manifestación de autismo (hallazgo ya reportado anteriormente en varias ocasiones); y en segundo lugar demostraron que la cantidad total de antígenos a los que están expuestos los niños al ser vacunados, desde el nacimiento hasta los dos años, es muchísimo menor de lo que se había asumido previamente, e incluso mucho menor que el hipotético número máximo de antígenos al que puede ser expuesto un niño. Un refuerzo fundamental para apoyar los esquemas de vacunación a nivel mundial.
Para más información sobre la importancia de los esquemas de vacunación en la infancia, esta página de los CDC está completa y sencilla.

Ricardo Cárdenas
@kidentropia 

0 comentarios: